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Alí Rodriguez está desnudo

por Mery Mogollón

[15-11-2004 10:25 am] La firma internacional Baker Huges, igual que el inocente niño del cuento que grita “el rey está desnudo” para evidenciar que el gobernante y el pueblo estaban siendo víctimas de los astutos tejedores de engaños, presenta una prueba irrebatible sobre la verdadera situación de Petróleos de Venezuela. El número de taladros no es consistente con las cifras de producción que se emiten oficialmente. Una verdad del tamaño del sol. En los últimos dos años, los funcionarios del sector energético se han empeñado en rebatir los estimados de las fuentes secundarias del mercado petrolero internacional, según las cuales la producción venezolana va “palo abajo” como consecuencia de la ausencia de inversión, pésimas decisiones, políticas erradas, incapacidad gerencial, escasez de recursos humanos calificados y la pérdida total del rumbo en los negocios.

Ante una evidencia tan contundente, Alí Rodríguez Araque por fin acudió al llamado de la Asamblea Nacional para explicar los enredos. El parlamento es un escenario seguro para presentar sus débiles argumentos, porque sabe que allí su principal aliado es el escaso o nulo conocimiento e interés que tienen los diputados sobre el complejo tema petrolero. Allí en la Asamblea Nacional, Rodríguez Araque, después de cinco años de influir en la conducción de la política petrolera y a dos años de asumir la presidencia de PDVSA, siguió hablando en tiempo futuro, sobre lo que piensa hacer y no sobre lo que realmente ha hecho. Recurrió nuevamente a uno de sus recursos predilectos, como es la promesa de contratar una auditoría para despejar las dudas sobre la producción petrolera venezolana.

Tal promesa nos obliga a recordar que cuando asumió la presidencia de la empresa, Alí Rodríguez aseguró que realizaría una “auditoría a fondo” para conocer la verdadera situación de la industria petrolera, a la cual se cansó de calificar como “caja negra”. Dicha auditoria nunca se realizó y, contrariamente a lo prometido, PDVSA dejó de rendir cuentas al país.

Otro informe famoso que prometió Rodríguez Araque fue aquel para determinar la verdadera rentabilidad de los activos de PDVSA en el exterior, el cual supuestamente realizaría la empresa Mckinsey. Todavía estamos esperando los resultados de ese estudio y resulta que después de todo la internacionalización le ha sacado las patas del barro al Gobierno, porque sino existieran esos contratos, el crudo pesado venezolano estaría en los tanqueros dando vueltas en la cuenca Atlántica, porque el mercado está saturado de ese tipo de crudos.

Otra auditoría prometida fue aquella para conocer el destino del combustible que se distribuyó durante el paro nacional, así como la que supuestamente investigaría el contrabando de diesel y otros hechos de corrupción denunciados por el abogado Fabián Chacón, antiguo amigo del presidente de PDVSA. También debemos anotar aquí, entre las promesas incumplidas, la auditoría sobre los miles de millones de dólares que han ido al saco roto de las misiones.

Podemos seguir con los ejemplos, pero el espacio redaccional y el tiempo de los lectores nos obliga a concluir. Solamente, agregaré que el tres de septiembre del año pasado, ante periodistas internacionales en París, Alí Rodríguez Araque decía “tenemos un plan de cinco años para incrementar la producción hasta, cerca, de cinco millones de barriles diarios para satisfacer la creciente demanda de petróleo”. Un año después, la producción no ha crecido sino que sigue en caída libre.

El principal problema de Alí Rodríguez es que ha perdido la credibilidad. Para qué ofrece una auditoría sobre la producción si lo menos que puede hacer es presentar los estados financieros y operacionales consolidados, auditados por la firma KPMG, a la que ya tiene contratada. Es que acaso el ministerio de Energía y Minas, encargado de fiscalizar la producción en boca de pozo a los efectos del pago de la regalía, no está haciendo su trabajo. Será posible que el ministerio de Finanzas haya construido el presupuesto de ingresos y gastos del 2005 sobre bases petroleras falsas.

Para conocer la real producción petrolera de Venezuela y otros detalles operacionales y financieros que se mantienen en secreto, bastaría con presentar el informe anual debidamente avalado por los auditores independientes. Eso es ley aquí y en la China para todas las sociedades mercantiles.

Por otra parte, como sociedad anónima, Petróleos de Venezuela para rendir cuentas debería realizar dos asambleas ordinarias de accionistas dos veces al año. La primera, en marzo para aprobar los resultados operacionales y financieros del año anterior y, la segunda, en diciembre para aprobar presupuesto. Pero, desde el año 2002 PDVSA no realiza asambleas, al menos no las convoca en forma pública como señala la ley. Y la pregunta es obvia: ¿Tendrá una auditoría de fecha incierta mayor legalidad y transparencia que una asamblea de accionistas?

Para conocer la verdadera situación de PDVSA, más allá de la acertada cuantificación de los taladros por parte de la firma Baker Huges, no es necesaria una auditoría como lo promete tardíamente Alí Rodríguez Araque, es suficiente cumplir con las leyes y con los accionistas, que en definitiva somos todos los venezolanos.

mmogollon@descifrado.com



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